lunes, febrero 27, 2006

Parques de hielo

Cómo deslizarse bucólicamente por el invierno canadiense.


Lac aux Castors congelado en Mont Royal. Foto de Lau

Me enamoré de Montreal por sus parques. Están por todos lados y son el corazón de los vecindarios. En invierno, la alcaldía se ocupa de que en cada parque haya una pista de hielo para patinar. No sé cómo las hacen, pero los campos de béisbol o fútbol se transforman en lagos congelados que se mantienen pulidos para la dicha absoluta de niños y grandes. Hay dos tipos de pistas o patinoires: unas son rectangulares con cercas de madera y postes de luz. A esas les ponen porterías de hockey para que niñas y niños practiquen en sus ratos libres. Cuando recorro la ciudad, me gusta ver a los papás enseñándoles nuevas técnicas a sus pichurros.
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A 40 metros de nuestra casa, los niños patinan hasta la noche.
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Además, está la clásica pista redondita donde los patinadores giran plácidamente como en una película y se liberan del estrés con gracia y estilo. Los parques más grandes, como el nuestro, tienen una casa con bancos y calefacción para ponerse los patines y dejar las botas y morrales. Las escuelas cercanas llevan a los niños a patinar en la hora de deporte. También las guarderías. Hay parques que incluso cubren de hielo sus caminerías y senderos para que la gente los recorra deslizándose. Y yo me siento como en medio de una tarjeta de Navidad. O en una pintura de Avercamp.
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Hendrick Avercamp. "Winter Scene With Skaters Near a Castle"
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Pero la visión romántica que tengo del invierno canadiense no me impide mostrarles esta foto. Me la tomó Lau el sábado, cuando salimos de compras. No parezco una mujer feliz haciendo shopping. Gracias a la nieve y el viento parezco un dementor de Azkaban.

sábado, febrero 25, 2006

Por lo menos un cojín

Hoy es mi penúltimo sábado de ski. No es que yo vaya a esquiar, sino que se van mis hijas dejándome un día libre con Lau para poder hacer lo que se nos antoje, como decir groserías, cantar en el carro y cosas así. Ya nos vamos. Me espera un desayuno rico, un corte de pelo y un poquito de shopping para nuestra nueva casa. Sólo un poco porque aún está ocupada y no hemos tomado medidas para saber qué cabe y qué no cabe. Yo digo que los cojines, lámparas y adornos siempre caben. Y también digo que podemos escoger colores para las paredes porque eso cabe. Lau me mira con cara de cordero a medio degollar. Anoche leí un post de Kira sobre su casa y estoy muerta de ganas de comprar algo exótico. Claro que yo no vivo en Uganda ni viajo por Asia. Pero quizás me pueda engañar a mi misma en Pier 1. Feliz fin de semana.

jueves, febrero 23, 2006

La nostalgia del paladar

Cachitos de jamón en Milsabores, foto de Tiziana.


Desde que me fui de Venezuela me he arrastrado por el piso a causa de distintos tipos de nostalgia. La nostalgia de los ojos duele cuando los cierro y veo El Ávila al atardecer. La nostalgia de los sonidos me recuerda cómo me reía a mandíbula batiente, sola en mi carro, escuchando en la radio las payasadas de la 92.9. Y así podría contarles y contarles ... Sin embargo, la nostalgia que me pega con más frecuencia es la de los sabores. Como buena comelona, no sólo echo de menos el ají dulce o nuestros irreplicables quesos blancos, sino TODO: la comida china de allá, la comida libanesa de allá, la comida mexicana de allá, los perros calientes de allá ... A veces parezco una psicótica con la mirada perdida y la lengua afuera imaginando que estoy en un restaurante de pollo en brasas y que ya me traen las hallaquitas, la guasacaca y las arepitas con nata. Nota: Debería levantarme de esta silla e ir a desayunar ahora.
Por eso, cuando caí por casualidad en el divino Milsabores, las fotos de unos cachitos de jamón recién horneados me dieron un corrientazo de emoción ... ¿Y si yo los pudiera hacer?. Supliqué de rodillas por la receta y dejé pasar unos días. Hoy en mi buzón de email estaba la fórmula mágica de los cachitos y una nota encantadora. Pero además, cuando volví a Milsabores para dar las gracias me llevé La Mejor Sorpresa. Mi día comenzó fantástico. Nieve fresca, cachitos y María Luisa. ¿Qué más se puede pedir?

miércoles, febrero 22, 2006

Libros de Unicef

Siete personas me han escrito para saber un poco más sobre los libros de la Unicef que mencioné ayer. Por si les interesa a los demás, les acabo de tomar esta foto. Los míos están en español - los compré en Madrid y en Caracas - pero están traducidos a montones de idiomas. Son de Barnabás y Anabel Kindersley (Dorling Kindersley) y mis hijas los han disfrutado mucho. Además les han servido para hacer varios trabajos del colegio. Ahora que vivimos en una ciudad tan multicultural, son super útiles. Soy de las que piensa que todo niño debería tener a la mano un globo terráqueo, un atlas, un mapamundi (si, globo y mapa) y Google Earth para aprender geografía e historia (materias favoritas de esta familia). Estos libros son una preciosa adición al conjunto.
No escribo más por hoy. Otra vez tengo a la loca Valeria en casa. Le duele la garganta y tiene un poco de fiebre. Ya Manon, la secretaria del colegio, hizo su llamada puntual para preguntar sobre el paradero de la niña... "¿De nuevo la garganta?" . Oui. De nuevo la garganta. Y Valeria pide su comida de enferma: "almohadas de cereal, banana y yogurt, mami". Y la mami va y viene con bandejas, películas, peluches, creyones, Lego, fotos de su hermana (?) y todos los disparates que se le ocurre pedir. Eso es lo rico de enfermarse. Que lo consientan a uno.

martes, febrero 21, 2006

Piragati y Hatatú

Ahí adentro está Valeria


Así se llaman dos compañeras de colegio de Valeria. Todas están en la Welcome Class o la Classe d'Accueil de segundo grado. Una clase especial para los niños que vienen llegando de todos los rincones del mundo a Montreal. Niñitos inmigrantes, como mis hijas, y niñitos refugiados. Algunos vienen con sus familias huyendo de la guerra civil de sus países, de la pobreza o de la devastación del tsunami en Asia. Otros sólo están allí para aprender francés mientras su familia se establece en esta ciudad. Hay niños que vienen de otras provincias de Canadá porque los papás fueron trasladados por su compañía. Cada caso es un historia distinta y cada clase es una amalgama única de culturas que se multiplica en cientos de escuelas públicas de Québec.

Los niños de la Clase de Bienvenida (bello nombre) pasan el año estudiando francés y matemáticas. Practican deportes que cambian con la estación y un poco de música. Según la edad, tienen talleres como informática y expresión corporal. Al año siguiente entran al grado que les corresponde en una clase normal. Pero para entonces han pasado 10 meses creciendo juntos en francés. Compartiendo las mil preguntas sobre su nueva vida en Canadá, reconfortándose unos con otros, sintiéndose acompañados en su proceso de adaptación. Ninguno es el nuevo ni el extranjero.
Para Marianne y Valeria es rutina buscar en el globo terráqueo, el atlas o los libros de la Unicef los países de sus amigos, como Rusia, Filipinas, Sri Lanka, Bangladesh, Congo Belga, Chile, Rumania, China, Japón, Etiopía, México, India, Moldavia, Argentina y Pakistán. Y así han aprendido que Venezuela no es el único país con problemas, que hay naciones muchísimo más sufridas, abatidas por guerras, dictaduras, racismo y desastres naturales. Que los papás del mundo, aunque luzcan diferentes, quieren lo mismo: un futuro mejor para sus niños.
En Caracas estaban encandiladas por el estilo de vida que llevaban. Aquí y ahora han crecido como seres humanos y aprecian cada cosa que tienen como un tesoro. Aunque pasen a un colegio privado el año próximo, esta experiencia les puso los pies-en-la-tierra y no creo que se les pueda olvidar.

lunes, febrero 20, 2006

Barbie no hace dieta

En esta casa, las únicas que no engordan son las Barbies. Ayer, las tres niñas que vivimos aquí, nos dimos cuenta de que el verano se aproxima. Esto quiere decir que habrá que quitarle al carro los cauchos de invierno y ponerle los de verano. También quiere decir que nosotras nos tenemos que quitar nuestros cauchos de invierno para ponernos la ropa del verano. En el caso de mis hijas eso significa adelgazar como 300 gramos. Hicimos muchos y serios propósitos de dieta ... ¿Serán puro bla-bla?

sábado, febrero 18, 2006

Las 7 razones de hoy

Otra lista. Las 7 razones para sonreír hoy.

  1. Tenemos casa nueva y la vamos a estrenar en Junio.
  2. Por lo tanto, ahora mismo nos vamos a ver tiendas de decoración (sin hijas: sábado de ski!)
  3. Los abuelos anunciaron anoche que se vienen todos desde España y Venezuela para ayudar con la mudanza!
  4. Montreal está bañado por el sol y el frío está buenísimo: -15 grados C. Se siente como - 28.
  5. Por primera vez, Lau dejó que Harry durmiera con nosotros anoche. Calefacción gatuna en los pies!
  6. Toda la semana nos hemos dado un banquete visual con las Olimpíadas de Torino.
  7. Tengo lectores nuevos que me encantan. Me siento con mucha suerte... gracias!

Feliz fin de semana!

viernes, febrero 17, 2006

Por culpa de Caterina

Beach girls: el Club Anti-Lechosa

Por tu culpa, Katy, tengo que publicar esta foto. Por no mandarme la que te pedí. Yo quería una un poquito más reciente, donde te vieras en todo tu esplendor, donde no tuviéramos sombreros que delatan la década y las tetas al aire. Esto último era una manifestación cultural. Como si nuestras mamás nos hubieran pegado un cartel diciendo: "Somos europeas y nos vamos a broncear topless en esta playa de latinos tradicionalistas". En esta foto, Katy, parece que nos estamos haciendo pipí las tres (perdóname Carmencita, pero estás en el medio). Yo quería que los millones de lectores que tiene este blog apreciaran tu glamour, tu estilo y tu clase. Hoy recuerdo que me prestaste un disfraz de Cleopatra en primer grado. Recuerdo el morrocoy de tu casa y el riachuelo al fondo del jardín donde una vez tratamos de pescar guppies. Hoy, Caterina, me desperté acordándome de ti. Ojalá nos veamos pronto! (Foto de Carmen o Jacques Rueda).

jueves, febrero 16, 2006

Festival de la Nieve


Este año, la espectacular Fête des Neiges de Montreal, casi se nos derrite. Una ola de altas temperaturas amenazó con fundir esta especie de winter wonderland canadiense. En inglés lo llaman Snow Carnival y ocurre entre Enero y Febrero. Nosotros fuimos el último día, un domingo soleado y soñado. Parecía el bosque de Narnia. Me imagino que utilizaron máquinas de hacer nieve para cubrir los árboles y el resto del paisaje porque toda la nieve que faltaba en Montreal estaba ahí. Había paseos en trineos halados por caballos y en trineos halados por Huskies (lo favorito de las niñas). Esculturas de hielo y un show con los escultores, un parque de nieve con igloos y una comunidad de focas, juegos para niños pequeños, músicos, animadores, acróbatas, conciertos, un carrousel de hielo, estatuas de nieve y una zona para hacerlas con herramientas e instrucciones. También había toboganes gigantes para hacer tubbing donde Lau y Valeria se lanzaron hasta que les apagaron la luz y los empujaron para afuera. Había montañas de nieve para trepar y un sendero precioso congelado para patinar. Todo organizadito a la canadiense para que la gente no pase trabajo. En la entrada recibimos un folleto-coqueto con mapa y horarios de las actividades. A lo largo del recorrido encontramos fogatas para calentarse las manos, pequeñas estaciones cálidas para los que se quedan tullidos del frío y una zona cerrada de Warming Up, porque tampoco es que uno se va a pasar el día jugando en el hielo como un pingüino. Comimos hotdogs gigantes, sopitas y más sopitas. También probamos el maple a la manera tradicional de esta región y terminamos con unas exquisitas Colas de Castor de 1 millón de calorías cada una. Prometo que sobre estas dos ricuras les cuento otro día.
Nota: Se me olvidó decir que el festival se realiza en el hermoso parque Jean Drapeau. El mismo de la Fórmula 1, el Mundial de Deportes Acuáticos 2005 y muchos otros eventos famosos.

martes, febrero 14, 2006

Les fruits et les légumes

Septiembre 2005: Mis hijas finjen interés en los
vegetales de Mont Victoria

En Canadá, las tiendas de frutas y vegetales deberían cobrar la entrada. Cada vez que estoy escogiendo cebollas me acuerdo de mi amiga María de los Ángeles, que es como yo, amante de la comida bonita. Soy una inculta de las cebollas. Eso no es algo que uno compra cuando está haciendo turismo por el mundo. En mi vida anterior yo entraba al supermercado rogando que hubiera cebollas buenas para el consumo humano. Mi idea sobre los tipos de cebollas era simple: había normales y había moradas que aparecían del timbo al tambo Aquí puedo encontrar 7 o 8 clases (¿o más?) pero antes de escogerlas - ¡Qué digo! ¿Escogerlas?, aquí sólo se agarran - me dan ganas de tomarles una foto. Y lo mismo me pasa con todo el reino vegetal.
Mi tienda favorita es Mont Victoria. "Es de unos chinos" - nos dijo Mayra - pero resulta que son hindúes. Así que Lau les dice los chinos-hindúes. Basta un viaje a Mont Victoria para inspirarme e inventar el menú de toda la semana. A veces juego en secreto a que estoy reseñando para Food TV. Una vez fui con Valeria a comprar las calabazas de Halloween y una como de 8 kilos se me cayó del stand, rebotó y rodó hasta caer en un charco de la calle. Corrí tras ella y, jadeando, la atajé antes de que la pisara un carro. Puse cara de inocencia y miré hacia adentro para saber si el chino-hindú había visto el numerito. El me sonrió por la ventana muy simpático y me hizo un gesto de don't worry. Por eso también es mi tienda preferida. Otros "museos de los vegetales" son el famoso Marché Jean Talon y mi consentido y caro Atwater Market, pero de esos les hablo otro día.

lunes, febrero 13, 2006

Gabi

No hay guerra de bolas de nieve que le llegue por el dedo gordo del pie al paseo en el ferry de Margarita. Por lo menos para Gabi, aquí con su bronceado sexy y su sonrisa blanca. Gabi y yo nos hicimos amigas cuando entró a mi colegio, en cuarto año de bachillerato. Luego estudiamos la misma carrera y hasta trabajamos juntas 3 o 4 veces. Ahora vive donde yo vivía y me ha prestado a sus mejores amigas. Por eso y por chorrocientas cosas más, hoy es la tía Gabi de mis hijas, lo que se traduce en que la quiero como a una hermana. Feliz cumpleaños, Gabriela Miranda. Todos los días estás conmigo.

sábado, febrero 11, 2006

Lección de Esquí

Marianne en medio de dos compañeros

Así se llama un cuadro de Joan Miró perteneciente a la colección del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas. A veces me iba desde la universidad al museo sólo para estar un rato sentada mirando esa pintura. Debo decirles que ahora me emociona mucho más ver las fotos que trajo Lau esta tarde. En ellas salen mis hijas - tropicales y playeras - tomando su propia lección de esquí.

Valeria subiendo en el lift

Como caídos del cielo

400 corazones extremos. Foto: Hans Berggren
No sé si entre los lectores de este blog habrá algún aficionado al paracaidismo. En mi casa hay uno. Uno que se casó conmigo y con el cual pasé - por puro amor - muchos fines de semana en pequeños aeropuertos, de cara al sol y escudriñando el cielo hasta ver aquellos puntos diminutos que salían del avión. Uno, dos, tres... no lo veo, ¿Dónde? ¡Ahí está! y volvía respirar por un ratico, pero no mucho porque después tenía que ver si su paracaídas abría y no perder de vista la canopia hasta la llegada a tierra. A veces, dependiendo del espacio, subía al avión con ellos y podía hacer un video del salto, con la punta de mis zapatos rascando el vacío. Recuerdo el Lago de Valencia, las playas de Higuerote o los paisajes de San Cristóbal vistos desde el cielo. Pero la mayor parte del tiempo me quedaba en los hangares, con las parejas y los niños de otros paracaidistas. O estudiaba francés. Me acostumbré a distinguir el sonido del motor del avión, cuando desaceleraba para permitir el salto. Era el momento de mirar hacia arriba otra vez y ganarme 500 pecas nuevas.

Esos recuerdos y docenas de otros volvieron de golpe a mi cabeza hace un rato, cuando vi en internet un video del nuevo récord de formación en caída libre que se acaba de realizar en Tailandia. Imagínense cinco aviones c-130 (los que tiene una bocota que se abre por detrás) soltando al mismo tiempo cinco chorros de paracaidistas en el cielo. Luego piensen en 400 personas cayendo como piedras hacia el suelo. Suprimiendo los instintos de supervivencia. Tomándose de las manos en perfecto orden por casi 5 segundos. Después rompen la formación coreográficamente y vuelan como flechas buscando su propio espacio azul. A 2286 metros de altura abren sus paracaídas y sobre Udon Thani llueven 400 canopias de colores. Se me pone la piel de gallina. Un espectáculo insólito, y nuestro amigo Peter Carlsson formó parte de él. Bravo, Peter!!! Besos para Lisa allá en Suecia!. Y bravo también por Alberto Alibrandi, el único venezolano que se lució en Tailandia.
Por un segundo pensé que extrañaba las aventuras de mi Esposo El Paracaidista. Déjenme pensarlo un poco ...... mmmmm ... NO! Ni una peca más!

viernes, febrero 10, 2006

Ciao Torino!

Olimpíadas de Garmisch-Partenkirchen
Estos son los medallistas de oro alemanes Maxi Herber y Ernst Baier en los Juegos Olímpicos de Invierno de 1936. Me enamoré de esta foto aquí (vean más). Hoy, setenta años más tarde, empiezan unos nuevos juegos en Torino, Italia. Nosotros ya tenemos todo un arsenal de chucherías (lástima por la Kolita) para instalarnos a ver la inauguración. Estamos pensando en nuestros amigos Beppe y Conchitina, quienes viven en Pragelato, a la pata de las pistas de ski. Ojalá el esplendor de la ceremonia compense un poquito el habernos perdido el juego donde los Leones del Caracas se titularon Campeones de la Serie del Caribe. León, León, León!!! Grrrr...
Update: Al leer esto, Valeria me dijo que ella pensaba que se decía ignaburación!

jueves, febrero 09, 2006

Así estuvo mi día

Se busca casa con parque cerca
Me levanto a las 6:00 am con la mente a millón por la búsqueda de la casa. Enciendo la computadora y reviso el correo. Preparo pollo guisado con vegetales salteados, papas y plátanos para Lau y dos lunchs distintos para las niñas. A las 8 menos 5 todos salen corriendo al colegio. El termómetro del balcón marca -14, pero weather.com dice que se siente como -24. Me relajo como un cheff cuando cierran el restaurant y me siento a leer blogs y las noticias de Venezuela. Mis amigas del grupo empiezan a enviarme emails y yo a responderlos. En lo mejor del asunto llaman del colegio porque Valeria tiene dolor de cabeza. Diez minutos más tarde estamos las dos de regreso. Quiero una casa cerca del colegio. Le doy Advil, no lo sabe tragar, lo mastica, gruñe y se acuesta a dormir. Meto los demás muslos de pollo al horno y más papas. Diecisiete emails, quince viajes al cuarto de Valeria y algo de limpieza más tarde salgo a buscar a Marianne. La traigo. En el camino me masajeo los cachetes porque la cara me duele un poquito por el frío. Llegamos a la casa, busco mi cámara y regreso al parque porque estaba de foto, ¿No lo creen?. Quiero una casa cerca de un parque. Le sirvo a Marianne hummus, pita y una ensalada capresa y a Valeria el pollo horneado con papas. Las dos llevan dietas diferentes con manías diferentes. Yo también almuerzo a esa hora. Me paso un año o dos limpiando la cocina y me acuesto en mi cama a ver Martha. En tres minutos estoy dormida con el gato. Las niñas hacen dibujos. Llega Lau de la oficina y me encuentra escribiendo esto. Tengo calor en el cuerpo y frío dentro de la cabeza... Mañana veremos otra casa. Sigo pensando en la de ayer. Location, location, location. Lau está haciendo arepas para alegría de todas. Regreso a mi cama. Estoy rara. Otra casa mañana. Después les cuento.

miércoles, febrero 08, 2006

I miss you

Antes de dejar la patria querida, a veces me apoyaba en la baranda de la terraza por largo tiempo, con los párpados bien abiertos, para que El Ávila se me tatuara en los ojos. "Te voy a extrañar horriblemente" le decía a la montaña. Pero la realidad es que pocas veces se puede predecir lo que a uno le va a pasar en su nuevo país. Para nosotros, lo inesperado ha sido la nostalgia por la Kolita. Ese refresco piñatero y empalagoso, que estaba muy limitado en nuestra dieta familiar, es lo máximo y las niñas lo ¡ADORAN! (todo lo que está en violeta lo escribió la sinvergüenza de mi hija cuando me llamaron por teléfono). Nada más que agregar!

martes, febrero 07, 2006

Un sitio para mi.

Esta mesa - que me hizo el papá de María de los Angeles - sirve para hacer tareas escolares. Para revisar facturas y hacer cheques, para pegar juguetes rotos, para mesita de noche de Lau y, a veces (pocas pero felices) es mi taller de scrapbooking. Digo pocas veces porque la pobre mesa siempre está tan congestionada que en el proceso de limpiarla se me va toda la inspiración. Aquí en La Pastilla, como le digo a esta pequeña casa, no hay espacio para mi espacio. En realidad no hay espacio para nada: los abrigos se pelean con las bicicletas, los libros con la ropa por doblar y la cama del gato con las maletas, los inflables y los adornos de Navidad. Pero mientras encontramos nuestra propia casa, este sitio alquilado es el primer hogar de los Lau-Rueda en Canadá.

Locuras del corazón

- "¡Esto para mis maestras!"
- "¡Y esto para mis amigas!"
Poseídas por la poderosa combinación del rojo y el rosado, mis hijas están en shock. Tienen una intoxicación visual de peluche y chocolate. A unos días de San Valentín, las tiendas de Estados Unidos y Canadá se aprovechan de las madres sin fuerza de voluntad como yo para convertir a sus niñas en las locas del pide-pide. En el mes del amor no sólo quieren más a la gente, sino que quieren con toda el alma a más gente y les urge expresarlo a punta de bombones, tarjetas y muñequitos. Con 4 pasillos como el de la foto... ¿Quién las culpa?


Je ne t'aime plus

"It's too late" by Valeria Lau

Con Valeria estudia el rumano más bello de Rumania. Tiene 8 años, el pelo oscuro, los cachetes rojitos y muchas, muchas pestañas que, al parecer, agitó en repetidas ocasiones para levantarse a mi hija. Valeria utilizó todas las técnicas de seducción de segundo grado. Por ejemplo, cuando le tocaba repartir libros, se los arrojaba con desdén todos sus compañeros, pero a Bogdan se lo daba suavecito, sonriendo toda dulce. A la hora de jugar con nieve no le prestaba ni muerta la pala a nadie, excepto a Bogdan, no faltaba más... ¿Y él?, pues también, como un príncipe, defendiendo a mi chuchi en la peleas, haciendo ojitos desde el pupitre... Un galán. Pero, un día Valeria notó que Bogdan tenía miedo a verse atrapado en una relación demasiado formal, se sentía presionado y no estaba listo para un compromiso. Sin ganas de seguir perdiendo la mejor época de su vida en una relación sin futuro, mi hija le informó al rumano que ya no estaba interesada. Ya sabes, Bogdan, Moi, je ne t'aime plus y, como esta ciudad es bilingüe, I don't love you anymore.

domingo, febrero 05, 2006

Para no llorar

Los rollos técnicos del sistema no permiten la publicación de sus comentarios en este blog desde el viernes por la noche. Eso junto a otros problemas de edición. Mientras se solucionan, para reirme en vez de llorar les dejo esté chistecito que me mandó Vicky.

viernes, febrero 03, 2006

Lo que no sabía.

Viejo Montreal

  1. Las calles tienen huecos. No como en Caracas, pero tienen.
  2. Los centros comerciales cierran a las 5:00 pm en fines de semana
  3. Las mandarinas son difíciles de pelar. Los cambures (bananas) también.
  4. Los niños pueden ir al metro, al parque o a la piscina solos. Pero para quedarse en su casa sin adultos tiene que cumplir 13 años.
  5. No hay Disney Channel (o yo no lo encuentro).
  6. Hay tantas iglesias que algunas son ahora condominios.
  7. Los programas de noticias son tan calmos y sutiles que dan sueño.
  8. Los mercados están llenos de glamour

Update: Cambié la foto porque la otra no me terminaba de convencer.

jueves, febrero 02, 2006

Constelación

En el verano pasado nos afiliamos al Biodôme de Montreal. Desde entonces ya perdí la cuenta de las veces que Valeria y yo hemos fortalecido nuestra relación madre-hija frente a murciélagos, castores y pingüinos. Nos hemos abrazado y consentido en la selva tropical, el bosque laurentiano y las costas antárticas. En todos lados menos en la zona de los linces porque huelen a pipí. Cada vez que vamos, son mínimo 2 horas de mira mami...
Un sitio favorito es el pozo de marea. Ayer un guía le explicó a Valeria en francés curiosidades sobre un pez pequeño que se camufla a la perfección. Después ella pasó un rato contemplando absorta una constelación de estrellas de mar pegadas al vidrio ... No sé cuantos viajes al Biodôme me faltan, pero ya estoy entendiendo que la cosa no es una obligación de madre sino una dicha. El día en que Valeria prefiera ir con sus amigos a otro sitio voy a extrañar a estos animales. Puede que hasta al lince, que huele a pipí.