jueves, enero 12, 2006
Manos rebeldes
Llevo 3 meses con la nariz pegada a las vitrinas de Montreal que exhiben ropa y accesorios de punto. Siempre he envidiado a la gente que sabe tejer. A los que saben bordar y coser también. Pero tejer me parece la cosa más difícil del mundo. Nunca me he atrevido a intentarlo porque tengo las manos rebeldes. O brutas, no sé. Cuando coso un botón me queda un nudo grande y peludo por detrás. No heredé la habilidad de mi abuela Isabel, quien durante su vida le tejió cosas lindísimas a toda su familia y al resto del pueblo. Isabel tejió colchas a ganchillo que son obras de arte. Yo guardo una como un tesoro. Mi mamá no estuvo muy interesada en el asunto, pero al menos ahora le dio por tejer bufandas para regalar durante el amable invierno español. Me acuerdo de que mi amiga Caterina me parecía la adolescente más talentosa de Caracas porque tejía precioso. Yo me conformaría con saber hacer este gatico de rayas. O los muñequitos de los pelos parados. Las instrucciones son los jeroglíficos de la piedra Rosetta para mi. En otra vida quizás. (fotos de www.knitty.com)
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2 comentarios:
Vale... vale... te la guardo... ¿y qué pasa con las manos de tu prima Mamín?... te va a hacer un quilt tu prima sorda la de Burgos, sí, sí... esa bajita y fea que nadie saca a bailar... ¡¡¡será posible!!!
algún día intentaré tejer algo, sólo que creo también tener las manos rebeldes jaja
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