martes, febrero 21, 2006

Piragati y Hatatú

Ahí adentro está Valeria


Así se llaman dos compañeras de colegio de Valeria. Todas están en la Welcome Class o la Classe d'Accueil de segundo grado. Una clase especial para los niños que vienen llegando de todos los rincones del mundo a Montreal. Niñitos inmigrantes, como mis hijas, y niñitos refugiados. Algunos vienen con sus familias huyendo de la guerra civil de sus países, de la pobreza o de la devastación del tsunami en Asia. Otros sólo están allí para aprender francés mientras su familia se establece en esta ciudad. Hay niños que vienen de otras provincias de Canadá porque los papás fueron trasladados por su compañía. Cada caso es un historia distinta y cada clase es una amalgama única de culturas que se multiplica en cientos de escuelas públicas de Québec.

Los niños de la Clase de Bienvenida (bello nombre) pasan el año estudiando francés y matemáticas. Practican deportes que cambian con la estación y un poco de música. Según la edad, tienen talleres como informática y expresión corporal. Al año siguiente entran al grado que les corresponde en una clase normal. Pero para entonces han pasado 10 meses creciendo juntos en francés. Compartiendo las mil preguntas sobre su nueva vida en Canadá, reconfortándose unos con otros, sintiéndose acompañados en su proceso de adaptación. Ninguno es el nuevo ni el extranjero.
Para Marianne y Valeria es rutina buscar en el globo terráqueo, el atlas o los libros de la Unicef los países de sus amigos, como Rusia, Filipinas, Sri Lanka, Bangladesh, Congo Belga, Chile, Rumania, China, Japón, Etiopía, México, India, Moldavia, Argentina y Pakistán. Y así han aprendido que Venezuela no es el único país con problemas, que hay naciones muchísimo más sufridas, abatidas por guerras, dictaduras, racismo y desastres naturales. Que los papás del mundo, aunque luzcan diferentes, quieren lo mismo: un futuro mejor para sus niños.
En Caracas estaban encandiladas por el estilo de vida que llevaban. Aquí y ahora han crecido como seres humanos y aprecian cada cosa que tienen como un tesoro. Aunque pasen a un colegio privado el año próximo, esta experiencia les puso los pies-en-la-tierra y no creo que se les pueda olvidar.

9 comentarios:

Tweesita dijo...

Ésta es otra de las razones por las que te ADMIRO... Tremenda mamá, sí señor... tremenda MAMÁ... con mayúsculas. TE QUIERO.

Anónimo dijo...

Querida Jacqueline:

Permíteme la confianza de dejar este mensaje aquí...te conozco a través de Carmen...y me encontré en su página el link para este maravilloso blog...quiero decirte que me gusta muchísimo y que aunque no te conozco disfruto enorme con las aventuras que narras y tus crónicas sobre la aventura de vivir en Montreal...es una delicia leerte, porque es como un reflejo de lo que se siente cuando se opta por vivir lejos del país donde se nace y, por ende, de tus afectos y amores...

Un abrazo muy grande desde Madrid...

Mirka

Jackie dijo...

Prima, gracias.

Mirka:
Qué ESPECTACULAR tu comentario! Gracias por todas las cosas lindas escribiste. Cada día me asombran los mensajes tan cálidos de personas que no conozco, como tú. Bienvenida!
Jackie

Tartufa dijo...

Me parecen super buenas esas clases de bienvenida. Algunas amigas me habian hablado de ellas y que buena oportunidad de tener amigas de tantas partes para tus niñas, una buena manera de aprender la variedad cultural del mundo... Un abrazo

GZL dijo...

ME ENRIQUECE LEER ESTE BLOG!!!
es verdad que cuando miras a tu alrededor te das cuenta de que no todo es malo, tengo amigas por el mundo.
Me encanta como escribe Jacqueline.
Ahora que estoy aprendiendo a ser madre, me fijo mucho en ella.
Un besote para todas de Cádiz.

Jackie dijo...

Gracias Gema!!!
Estabas desaparecida...
Un beso grande!
Jackie

Anónimo dijo...

Las fotografías de este blog son muy buenas, me gustaria saber donde consigues los libros de la unicef y como son. No se si sirven para niños pequenios

Angelica

Anónimo dijo...

si puedes podrias hacerme el favor de explicarme un poco mas lo de los libros estos. son para recoger fondos para la UNICEF?
Gracias desde Burgos

Marta

Dopzihon dijo...

qué belleza, las madres son lo más pleno de la humanidad