Merci

Hace poco leí en el blog de un inmigrante en Canadá que no celebra Thanksgiving o Acción de Gracias porque le es una fiesta ajena todavía, no puede sentirla suya. A mi me pasaba exactamente lo mismo hasta que un día Valeria y Marianne llegaron del parque con caritas de funeral porque "Todas nuestras amigas se fueron a sus casas para la cena de Thanksgiving, mamá. Y nos quedamos solas" (se nota que la edad me está pegando porque eso ya lo conté aquí). Total que el año pasado decidí matar mi gran antojo de lo ajeno con una fiesta que catapultó a mis hijas a más la pura tradición canadiense de un sólo patadón. Y fue tan pero tan buena que este año hubo que repetirla, of course, sólo que con MÁS gente!.

No soy una persona religiosa pero le di gracias a la vida por contar con amigos increibles que me hacen sentir tan querida y acompañada en este país (nótese que me puse dramáticamente blandita) y sobre todo porque tienen hijos inteligentes, buenos y compatibles con mis hijas y eso es lo más de lo más.

Di gracias porque este año mis papás pueden disfrutar conmigo de esto:


porque vivimos rodeados de naturaleza...


y porque mi casa de 1956 y su jardín crujiente todavía me hacen feliz.


No sé si se dieron cuenta pero con mi cara de yonofui aquí me las arreglé para meter 3 fotos más del otoño...( y las que faltan, pobrecitos ustedes). Sé que normalmente publico los lunes y los jueves pero estoy toda despalomada y la culpa es de alguien pero todavía no se de quién.
Recuérdenme que les cuente otro día cómo nos ha afectado la fiebre nacional de las calabazas. Ahora me tengo que ir porque me llegó la hora tonta.

Dedico este post a mis super compañeros de Thanksgiving: Gracias por todo lo que trajeron, gracias por estar. Mención especial para Jean y su español de Cervantes.