Las palabras me volvieron :)

Ya se me pasó la pataleta de anoche. El ataque de malhumor, el amotinamiento, la amargura amargancia amargadez amargación amarguitud. Porque la tecnología no puede acabar conmigo. Porque la cámara tiene garantía, el monitor tiene calibración, las impresora no es más inteligente que yo (bueno si, pero no se lo digan) y la primavera llegó y le hice fotos a una embarazada preciosa ayer y era de mi ciudad y conversamos sabrosito y las fotos quedaron lindas. Porque mi gato Minuit sabe dar besos. Porque estemos claros: quién puede andar grumpy si trabaja en un sitio tan lleno de luz como este?:



Se ve grande, pero en realidad mi estudio es pequeño y lo amo. Es el efecto de mi lente gran angular
El cielo de hoy era una vacuna contra la histeria, salí a caminar por el jardín en pijama de flores, medias de rayas y suéter azul y vi que hay huecos por todos lados hechos por nuestra vecina la mofeta y me sentí como Blancanieves. Desde allí tomé esta foto:



Luego me hice higiene mental con un té y los recortes para el proyecto de redecoración de la sala de mi casa. No tengo ni la menor idea de cuándo haré  eso $$$ pero no importa: el asunto funciona. Veo revistas de diseño interior y siento las endorfinas nadando por mis venas o por donde sea que nadan las endorfinas.



Mis amigas Irene y Mayra me regalaron en mi cumpleaños libros de esos que hacen que te re-enamores de la vida. Uno es de fotografías. Cada imagen está acompañada de una cita interesante y mientras pasaba las páginas, no sólo me relajé tanto que casi me duermo como una bebé, sino que recordé la idea que tenemos desde hace mucho tiempo un amigo y yo, de hacer nuestro propio libro en equipo. Para nosotros, no para venderlo, para nuestro disfrute, con mis fotos y sus letras. Quiero de verdad hacerlo.



Con las pulsaciones ya a un ritmo de playa hawaiiana, me puse a trabajar sin caerme a golpes con las máquinas que conviven conmigo, y entre empaquetar fotos, responder correo, editar y atender la clase, estuve "viendo" el show desfile militar de mi país a través de los comentarios de la gente que sigo en Twitter. Y al escuchar mis propias carcajadas me di cuenta de que comencé el día con mal pie pero ya ni me acuerdo bien de las razones. Muchas gracias por los emails. Qué malcriada me siento, pero mi amiga Mary, que vive en Roma, me dijo hoy: "No podemos ser siempre un terrón de azúcar". Y es verdad.