Road trip (2): Saint John, ciudad de juguete

Saint John, como todo New Brunswick, huele diferente. Cómo puede una provincia tener olor? No sé. Alguien más se ha dado cuenta? . Es como una ciudad de muñecas, primero por lo pequeña (solo 129 mil habitantes) y luego por las casas. No se parecen a las de Montreal en nada, principalmente porque son de madera pintadas de azul marino, celeste, turquesa, verde, ocre, gris y blanco. En Montreal las casas son de piedra o ladrillos. St. John en domingo está dormida. Todo está cerrado y casi no hay gente en las calles. Si así fue en un domingo soleado en pleno verano, no me quiero imaginar como será en invierno.  Eso si, cuando llega un barco de cruceros y escupe una cascada de cientos de turistas, todo despierta, todo abre, todo revive. Es como si a la ciudad le pusieran una sonda con adrenalina directa al corazón. Los autobuses turísticos son rosados! ♥  y tiene una cancha de voleiball de playa en el waterfront  justo en frente de los restaurantes y 3 pequeños faros ornamentales. Mi cosa favorita fue King's Garden, un parque verde, sombreado, con una fuente y bancos para relajarse, una explosión de flores asombrosa y unas abuelas simpáticas regalando trozos de patilla/sandía fresca. . Al lado está el cementerio antiguo menos intimidante del mundo, el sol se filtra entre los árboles y las ardillas saltan por todos lados, tiene caminerías, bancos y una fuente con una estatua de castores. La gente lee, camina, conversa y nadie se da por enterado de que hay tumbas desperdigadas por todas partes. Es un sitio tranquilo pero light, cero drama, como el resto de la ciudad. Saint John estaba llenísima de sol y parecía de juguete.



De allí nos fuimos a hacer un recorrido escénico por la Bahía de Fundy.  Lo que tiene de especial esa bahía (entre New Brunswick y Nova Scotia) es el cambio espectacular del nivel del agua entre mareas. Al parecer es el más drástico del mundo. En seis horas el agua retrocede tanto que puedes caminar por el "suelo del océano". El día fue el antídoto a mis meses de trabajo frente a la pantalla. El comienzo de mi desintoxicación: vi tantos pinos, caminos rurales, granjas, rocas, casitas, caballos, vacas, senderos, pequeños lagos y vistas oceánicas que mi organismo sufrió una limpieza psicológica que empezó por las pupilas y terminó en los pulmones, pasando por el cerebro y el corazón.


Es muy impresionante ver como al empezar a bajar la marea, el agua se retira como si fuese a venir un tsunami, dejando al descubierto el fondo marino. En esta panoramica de abajo (compuesta por 6 fotos), aun faltaban más de 200 metros de retroceso. La visión es hermosa y a la vez sobrecogedora. La tomé desde uno de los miradores del parque Hopewell Rocks:

(Tengo que decir aquí que las piedras Hopewell, vistas por por la tarde no me gustaron)

Tenía mucho tiempo sin escribir posts tipo folleto turístico y me estoy divirtiendo. Amé New Brunswick pero más adoré las próximas dos provincias que conocí este verano, así que les pido que sean buenos conmigo y padezcan dos o tres posts de estos, si? Prometo intercalar otras cosas.
Ok, perfecto :)
Mientras tanto voy a seguir peleándome con Agosto. 
No se imaginan lo absurdo que me está resultado este mes. 
Parece que perdí el 75% de mi inteligencia en algun lugar de las vacaciones.


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Sobre el mismo viaje:
Road Trip (1): Mi premio por ser buena