Borrón

Así me sentí ayer. Como un borrón en la pizarra. Como un paneo demasiado rápido en la primera fila del cine. De regalo de cumpleaños me levanté enferma de pies a cabeza. Al principio pensé que era una cosa y luego creí que era un virus. En resumen parecía una muñeca de trapo descosida y arrollada por un autobús. Pasé el día reptando de mi cama al teléfono (que está a años luz) para endulzarme la miseria con la voz de la gente que quiero. Gracias por todas las llamadas, emails, e-cards, fotos (¡los tigres!) y comentarios aquí en el blog. Me hicieron sentir como la estrella de cine que acaba de ganar el Oscar, aunque estaba en pijama, despelucada y con la cara verde. Por más que quise posponer cualquier celebración hasta el sábado, Marianne y Valeria me regalaron preciosas tarjetas decoradas con origami y flores prensadas. Algunos niños del colegio me escribieron Feliz Cumpleaños en chino, rumano, ruso, tagalog, inglés y francés. Lau llegó en la noche con un regalo y comida rica. Me estaba muriendo de hambre. Gracias a todos por acordarse de mi y hacerme reír para no llorar. Este trapo se desconectó del mundo a las 9 de la noche. Hoy estoy mejor.